Carlos Alberto Pimentel
Viñales, 1969. Poeta, Ha
obtenido varios premios municipales y provinciales en encuentros de Talleres
Literarios. Trabaja en la Empresa Municipal de Tabaco. Estudia Agronomía en la
Facultad de Montaña.
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de la Antología Voz del Valle que te canta
Ediciones Loinaz. Pinar del
Río. 2001.
CRONOLOGÍA
Soñé con ángeles más allá de las fronteras
/del universo.
Gigantes escuchaban mis sueños de poeta,
sus palabras eran la luz:
unos tocaban el piano, otros hacían versos.
Beethoven y Mozart me enseñan sinfonías;
Goya palpa los senos de la Maja,
Picasso acaricia su cintura;
Juana de Arco, mi vecina más próxima;
Luisa, la ignota gitana;
Sor Juana y Gertrudis, vírgenes calladas;
Carpentier narra historias venidas
/de puntos indescifrables;
Neruda recita prosas al infinito;
Martí fragua su machete en el corazón del
sinsonte;
Vallejo anda entre las nubes...
Un rayo quema sus alas y los borra del tiempo.
Ahora veo mi casa,
las rendijas,
las tejas,
el pueblo.
La honda tristeza de no partir con ellos.
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YA NO RÍEN LOS PAYASOS
Rueda el billar entre los gramos robados a la noche
y juegan los cigarrillos el turno de las cartas.
Nadie protesta.
Miro mi ciudad,
la Tenochtitlán de los canales fétidos,
permite inevitable el paso de las nuevas
temporadas,
el paso de los troncos muertos.
Afuera el campanario hostil repite la última estocada.
Me unzo el yugo, olvido que la tierra grita,
ya no pienso, la corona aprieta.
Soy un insecto llevado hacia la estufa,
hacia el museo que prepara sus agujas.
El rio ha desistido de habitar las sierras
y arrastra en su desdén a los viejos galgos,
los féretros,
la mansedumbre.
Se rasgan el telón y la carpa,
ya no ríen los payasos.
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INOCENCIA
Aprendo a tejer sin mezclarme con las arañas.
Siento los pies ligeros sobre muros
que no debieron existir.
Aprendo a andar y levanto con fuerza la sombra
y el ruido de su silencio.
Dedico tres partes de mi para identificar la
noche en el
tumulto de ausencias que destruye mi calle.
¿Pasarán las ilusiones de la juventud?
¿Caerá el telón del circo?
¿Seguirá el titiritero su juego?
Las preguntan se unen,
hay risas en el último festín
y rezo con un vaso entre las manos.
¿Habrá algún sorbo de verdad entre tantos
errores y esperanzas
o son las pisadas que callan nuestra despedida?
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III
Décimo año antes del Apocalipsis,
Belén de Judea, La Habana.
Los corsarios navegan
y la lluvia desgrana los intentos de la
muchedumbre
congregada en cada segmento de piedra.
La casa rompe el trino de las aves
y se pierde millas mar adentro
con prisa de mujer ante el umbral,
el fulgor del oro en los ojos.
Belén de Judea, La Habana,
y la estrella del Oriente brilla aún:
en el pesebre,
mutilados por el paso de los siglos,
duermen los apóstoles.
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IV
Ya no ando sobre los pies
con el bestiario de la esperanza.
cansado del tedio y los ruidos
de las interrogantes y las cuartillas
he puesto mi camino en los puntos cardinales.
revelándome en la inocencia
no respiro entre las mansas piedras
grito con la voz de los peces resurgiendo del
agua.
ustedes juzgan.
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