Maritza Ramos Lazo

(Minas de Matahambre, Pinar del Río, 1968). Premiada en eventos de talleres literarios y en el concurso Ateneo, 2007. Sus poemas se han publicado en las revistas Cauce y La Gaveta.

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Del libro Óleo de mujer sin sombrero

Ediciones Loinaz, 2011. Pinar del Río.

EL OLVIDO DE DIOS

Pido asilo en la memoria de Vallejo

para intercambiar derrotas y ver un poco más

cuánto sufre el alma de algún dios

que se nos quema frente al odio del César.

Pido asilo en la violencia

para que el futuro nunca olvide

que la sombra fue un fantasma

cabalgando entre las piernas

y que no solo Miguel se esconde

cuando pasan los difuntos con el pan al hombro,

también los míos se perdieron una vez.

En este juego es preciso un instante no medible

para escuchar lamentos,

Ver lo sueños repartidos entre menos

y palpar la parte del silencio que habitamos.

Fueron pocos pero son,

los que ponen el ojo tras el ojo,

oculta la mirada bajo salmos y proverbios,

los que exprimen pecado y sientan la gloria

de Cristo

a sus espaldas.

Sigue el prójimo en el sexo con la cruz a cuestas

Donde para saciarse traficaron sus misterios

las sombras

dulces de la melancolía.

A un extremo el hambre mortifica,

al otro nos duelen estas ganas.

Hoy, como tú, siento miedo de ser un animal.

En estos días anónimos siempre hay un recuerdo

que apuntala el pecho

y un disparo puede ser la vida

donde no sabemos si arrastrarnos es prudente

o necesario.

Sí, Vallejo, estamos en la cena miserable

que nos dona el siglo.

¿Hasta dónde las nalgas del mundo para inventar

mentiras?

¿Y este dolor sin fondo en los maderos del espíritu?

Si quedaran clavos para entonces, hasta cuando

y hasta donde

serán preguntas graves para responder a la

muerte.

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CARNÉ DE IDENTIDAD

Tengo cualquier edad,

bebo como quien busca entre la espuma el

rostro de un ciervo,

al borde del vaso, cuatro vértebras comprimen

a mis antepasados

y voy al fondo con mi enfermedad congénita.

También fumo, como muchos que sostienen

los nervios

en la delgadez de una colilla

sin pensar por cuánto tiempo soportará la

espalda

la presencia del humo o la ausencia

de unas manos que hagan suyos mis pulmones.

La soledad es un virus que no pasa de moda.

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TARDE, MUY TARDE

A Luis Hugo Valín

Una mujer regresa del otro lado del mundo,

en su bolso trae una parte de Francia con

invierno

y un diciembre de Venecia en su costado.

En sus maletas un idioma para cada nieto;

cruceros y naufragios para el resto de la familia.

Segura de que en Belén ya no hay señal para

los magos

precisa de un otoño en la costumbre,

quiso atrapar el fulgor del mundo

y su mundo sigue a oscuras.

Una mujer regresa tarde, muy tarde

para que las luces de Alejandría le devuelvan

su faro.

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ESTA VIEJA COSTUMBRE DE HABLAR DE MÍ

OVEJAS NEGRAS

No hago poemas como quien llora

Ni hago versos como quien mure.

THIAGO DE MELLO

Amado,

tú y la amada del poeta saltaron otros muros;

el poeta fundió sus versos con las sombras

y guardó su profecía para terceros testamentos.

Yo quise guardar como el poeta, otros intentos,

hasta que apareciera la señal desde el oriente,

pero supe que en Egipto apresaron al amor por

tonto,

que en París una lluvia de mal gusto destruyó

la ternura de los parques y ustedes, amados,

fueron la rabia que produjo la amargura de las

gotas.

Fue entonces que me volví silencio en la tarde

de un país,

odié a las multitudes y me fui a las plazas

a vivir con las estatuas.

Dije que antes y después de mí, solo yo

y algún Pegaso de océano sin rumbo.

Me convertí en gaviota enemiga de tu rostro

y perseguí tu nombre hasta alcanzar tu maligna

sonrisa.

Por suerte, Dios también se cansa de estar

solo,

apareció vestido de guerrero sobre la verde

colina y dijo:

dos ovejas negras andan extraviadas por la

blanca llanura,

ustedes, poetas, avancen.

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EQUILIBRIO

Mi marido se cuida

del virus que anda

en el ambiente,

de la propaganda

que reparten los ideotas,

de pulgas, gays, oportunistas...

Desconfía de todos. Sin embrago,

duerme tranquilo

y se fía de esta fiera

que se acuesta a sus espaldas.

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ESTA VIEJA COSTUMBRE DE HABLAR

No soy quien olvida el condón

sin importar el contagio

y guarda entre sus piernas la menudencia

del pan nuestro.

Soy Apocalipsis erótico en espera, volcán

que desmaya en suspiro

y mantiene la erección

por los siglos de los siglos,

la que construye pedestales con gemidos

entre el segundo que muere

y el minuto que sigue.

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PUNTOS CARDINALES

VIEJO OFICIO

Bajo las raíces del mundo

duermen tempestades

con altura de estatuas.

En cuentas de rosario

las confesiones inmundas

penetran como sexo

las venas del tabernáculo.

Un ojo recorre Gálatas mientras la mano

acaricia el falo,

la eyaculación del hombre es temor al castigo

pero el semen cae.

Pilatos lava sus manos y una puta

carga con la penitencia.

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LA IGLESIA DE MI PUEBLO

La iglesia de mi pueblo queda cerca de las casas,

por eso de que el pastor debe estar cerca del rebaño.

El toque de los hierros le anuncia a algunos la

hora de salir con el maní, a otros la deuda con el

zapatero y a los menos el pecado. AIN. va Pedro

con sus ochenta y tantos, seguro va a preguntarle

a Dios por qué siendo blanco el hijo le salió negro;

Juanita con su interrogante: por qué siendo buena

tuvo diez hijos de diferentes padres, y para qué

contar a Tiolo, asiste a la plegaria con la esperanza

de que la virgen le alumbre un número.

Mi abuelo…ese es un santo pero no va a la iglesia,

siempre callado y si Batista, Batista y si Fidel,

Fidel; es bueno no meterse en política pero le

gusta recordar cuando pintaba zapatos por un

centavo y cuando en un taburete sin fondo, un perro

le lamió los cojones. Mi abuela, otra que bien

baila. Esta juventud está perdida, refunfuña, y

sin embargo le he escuchado decir a la vecina:

ese cura no se me hubiera escapado en mi tiempo.

Sólo a mí se me ocurre nacer frente a una iglesia.

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CON DERECHO A ELEGIR

La vida tardó en darme una respuesta. Quise

preguntar a mis ancestros pero la tarde me

inventaba un novio para cada noche y me iba a

tirar piedras al rostro de la madrugada. Descubrí

que mi hermano era el presidente en un gobierno

de noctámbulos y más de una vez dejó extra

viado su mísero apellido. Renuncié a ser

capricornio, cualquier signo sirve para caminar

atados al nacimiento y nada podrá salvarnos si el

dolor nos entrecorta el aliento. Tomaré por una

de las líneas de mi mano hasta llegar a donde

habitan os cuervos o a una región donde la

poesía nos salve.

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