Osmany Echevarría Velázquez
(Pinar del Río, 1979). Licenciado en Lengua
Inglesa. Poeta, periodista y traductor. Premios en encuentros debates de
talleres literarios y menciones en el Alcorta de la UNEAC (2007 y 2008).
Obtuvo la Beca de Creación Sigifredo Álvarez
Conesa (2009). Publicó Confesiones del
péndulo (Ed. Loynaz 2002). Antologado en El manto de mi virtud (Letras Cubanas/Universidad del Trabajo de
Uruguay/MINREX, 2011). Textos suyos
aparecen en las revistas Cauce y La Gaveta. Es miembro de la AHS.
osmanyechevarria@gmail.com
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Del libro Naufragios del pez lunar
Beca de Creación Poesía Sigifredo Álvarez Conesa, 2009.
Ediciones Loinaz, 2011.
Ediciones Loinaz, 2011.
PALABRAS
IMPRECISAS
Palabras
imprecisas
A
la hora del té y sus rituales
descubres
al mismo espectro en el espejo.
La
muerte invoca a Anne sobre los restos de
Maquílesec
y
defines el invierno en su esquizofrenia.
Inventas
lúgubres teorías para un año
en
que la nada ha pintado de esterilidad tu balcón
sin
tener en cuenta la agonía del vecindario,
la
inocencia de los que saltan sobre la rutina
con
el afán de un niño.
Nada
es absoluto a la cobija de tu teoría cotidiana,
rompes
la balanza en un acto cobarde
porque
aún se duerme en las aguas del país,
y
Manson canta sweet dreams
desde nuestros propios abismos.
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DIÁLOGO INTERIOR
Una hoja en blanco es la incertidumbre del poeta;
el vuelo absurdo de
definir realidades.
El poeta es una criatura
instintivamente pura;
liberal en su espacio
recurrente.
Nadie habla ni
respira...
Solo el susurro de las
palabras es vida y muerte.
única verdad de quién se
refugia en dimensiones
/ficticias.
Solo el poeta se sabe
descubierto y desnudo,
desnudo y ensangrentado
en la virginidad
/del
papel.
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I
Esta
pudiera ser la tarde en que Jack Nicholson
se
refugiaba tras la pantalla del ordenador
y
sus lágrimas eran la solución al cáncer de los días;
nuevas
dimensiones en Internet,
manecillas
danzando en el epicentro del fin.
Hoy
una muchacha dictamina cl estío,
se
desliza en encuentros casuales
y
habla dc inseguridad en un país
que
duerme sobre aguas turbulentas.
Corremos
ante la lentitud del caos,
(oquedad
metafísica en los párpados de Dios),
porque
la velocidad es directamente proporcional
al
vacío,
no
al factor elástico del reloj;
tampoco
al andén donde el maquinista apaga el
último
cigarrillo
e
ignora dónde van los meses y tranvías en sus
migraciones,
el
profesor sin las bragas de sus estudiantes,
el
alcohol barato en días (in) festivos.
En
tardes como esta, cuando maldecimos
la
televisión por no mostrar la ruta
de
los que envían cartas con paisajes desconocidos;
la
temible mudez de los rascacielos en otoño;
y
las palabras son una justificación
para no quedar desamparados.
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II
Esta es otra ciudad seduciéndonos,
otra botella-agujero negro estampada en los
adoquines.
Extraños rostros se juegan el destino
sin importar qué hojarasca los cubrirá mañana.
El tiempo subasta la conservación del aparente
reposo
Una escalera anuncia un nuevo estado metafísico,
otra forma de clausurar la salida.
Cuerpos líquidos aclaman una y otra vez
— imagen gastada en otras retinas—
Las circunstancias se fragmentan
en esa pared que desconoces.
Los puntos cardinales anuncian su quiebra.
Lo esencial no es si escapas o permaneces,
de estación para asegurarte del alcohol
bautizado en otras costas.
Despiertas con la inercia como principio
y el ordenador indica una vez más error de
redundancia
cíclica
justo ahora que Bob Marley repite:
no
woman no cry
y los medios prohíben mezclar un gramo de
cristal divino,
porción del cielo en polvo
con las lágrimas de quienes no conocen otro
refugio,
para que nadie entone la misma canción
y esta vez,
en tu rutina,
no
man no cry
sea tu propia encrucijada.
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TEORÍA COMÚN
Cabizbaja,
la tarde finge ser una foto,
un cuadro donde el humo danza a mi voluntad
y los sosegados lloran ante las estatuas del
hombre.
Hoy vienen criaturas a pactar soledades,
nuevas historias en la magulladura de mi tez;
imanes extraños o comunes que desunen o
atan.
No importa que cierren la puerta,
pregunto si los fantasmas son el golpe de las
voces
o envejecemos demasiado pronto.
La lengua no se mueve,
no respondo a los jardines callados de la
inocencia,
más bien mastico los gritos que la noche
reservó en mí
como si fuera su bolsillo predilecto
y no reviento en la agonía de llenarme;
tampoco pido morfina para aliviar el hastío.
Maktub,
dicen los antiguos,
y yo que no soy antiguo,
ni mi padre, ni Anne cuando escogió morir,
una tarde, mientras Einstein lloraba un Nóbel
y sus canas se desvanecían en la relatividad.
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NAUFRAGIOS
ISLA-ANDÉN
Desde el andén los trenes van y vienen sin
destino aparente. Los raíles se entrelazan o vuelven paralelos, rígidos,
chillones como los rostros estampados en la brevedad del paisaje, rostros
anónimos que la patria no contempla orgullosa. Un cartel anuncia la llegada o
salida, la cotidianidad de los que no se detienen a reparar horarios ni se redimen
tras largas esperas. Las muchachas permanecen con los pañuelos en alto o lo
intentan, mientras escupen para no atragantarse con el humo nacional. La vida
es fugaz como los adioses o las alentadoras noticias que nunca arriban;
mientras soñamos una estación donde todos partan sin la agonía de una isla que
llueve sobre sí misma, ni nadie se lance despavorido al límite de las olas,
pues en el andén decir: Bienvenidos es una simple manera de resignarnos.
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DESDE
LOS LENTES DE OTRO NÁUFRAGO
A
John Lennon
Este
apagón sin horas luz ni interruptores,
mis
palabras crucificadas por la hibridez,
las
arterias cerrándose como un portazo
y
el corazón como un drum en esta isla.
Nadie
pregunta si la felicidad
consiste
en esperar la partida
o
la ausencia de otro viaje.
Aquí
el mar es un s1ogan reciclado;
unos
se reconocen héroes en el vientre de los
peces,
otros
los acusan de necios por beberse dos orillas.
Claro
está,
ni
los himnos,
ni
las canciones de gloria harán brillar a las
ratas
—
como dioses —
tampoco
mis argumentos en las pupilas de
Yoko
Ono.
Soy
un extraño en la discordancia
de
mis canciones:
a
veces reales,
a
veces etéreas.
Los
jóvenes olvidan sus tatuajes, me abrazan,
lloran
en la complicidad del bronce,
dc
mi piel que es lo mismo,
y
el anciano trae flores maldiciendo el silencio
después
de ahogarse en alcohol,
otros
maldicen el alcohol después de ahogarse
en
el silencio
o
en cosas menos transparentes como este
apagón
en
la inocencia de yesterday,
con
los lentos del náufrago que soy,
del
espía que siempre me creyeron,
-cruzado
de piernas-
en
una costa inconclusa como mi nombre.
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TEORÍA IMPRECISA PARA ATRAPAR AL PEZ LUNAR
Se
duerme aún en las aguas
del
país,
sin
gárgolas que espanten pesadillas
ni
la ceguera elemental de quien mira
a
través del espejismo cotidiano.
Scream my name, dice el muchacho
ante
el espantoso graffiti n su espalda;
scream
before the sun sets,
aclaman
todos ante la ausencia del pez lunar.
Una
muchacha gira en el desliz de mis reflejos
mientras
Panero se retuerce en el lodo,
yo
también llevo una mujer sobre mi espalda...
mordiéndome
el cuello ebria de mi sangre”.
Me
proclamo out of order al asaltarme la
amnesia,
y
respondo como si Jesús ordenara:
“Levántate
y anda”
ya
sin inteligencia para descifrar las calles
que
me (pre)disponen,
ya
sin alma porque el corazón
es
inversamente proporcional al vacío.
Bebe,
sonríe, llora,
calla
cuando la lluvia se precipite
sobre
el vientre de tus fantasías,
salta
al otro lado de las olas si es preciso;
la
felicidad puede ser un bastón en reposo
sobre
las podridas tablas
de
un banco cualquiera,
en
un parque cualquiera,
de
un país cualquiera
y
para atrapar al pez lunar basta con descubrirse
en
la imperfección de sus manchas.
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