Carlos Martínez-Malo García


Pinar del Río, 17 de septiembre de 1950. Licenciado en Economía por la Universidad Hermanos Saiz de Pinar del Río. Miembro de la Brigada Hermanos Saiz y fundador de la AHS. Obtuvo la primer Mención en el Concurso 13 de Marzo de la Universidad de la Habana en 1971, premio en el Baragaño de 1985, en el de Crítica de la UNEAC de Pinar del Río en 1988. Mención en la conferencia sobre Estudios de la Cultura Cubana del Centro Juan Marinello en 1986. Distinción XX Años de Artista Aficionado y Raúl Gómez García del Sindicato de la Cultura. Miembro de la UNEAC desde 1987.
Bibliografía: Poemas. Revista “Vida Universitaria”. Año XXI. No. 220, 1970. Modernidad, postmodernidad y tercermundismo. Revista “CAUCE”, Año 1, No. 2, 1989. Poemas, Anuario  de la UNEAC, 1994. Con los ojos abiertos (poesía), Ediciones LOYNAZ, 2010. Por qué Lezama, Revista “CAUCE” No. 3, 2010. La otra memoria, La poesía de Heberto Padilla entre luces y sombras, Revista “CAUCE” No. 2, 2011. Piel negra, máscaras blancas, leer para pensar, Revista “CAUCE” No. 2, 2012. Arde la Vida (poesía), en proceso editorial, Ediciones LOYNAZ. Con un tajo en el pecho (poesía), Inédito. La memoria del agua. (cuento), Inédito.

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Publicado en Revista CAUCE

No. 3, 2010.

¿POR QUÉ LEZAMA?

Cuando en carta fechada en New York, el 20 de octubre de 1884, José Martí escribe a Máximo Gómez: “Y no me tenga a mal, General, que le haya escrito estas razones. Lo tengo por hombre noble, y merece Ud. que se le haga pensar” está confirmando el gesto de mayor lealtad que un hombre puede tener para con otro cuando los separan las ideas. No es esta la única ocasión en que Martí se ejercita en este campo, también escribe, “El primer deber de un hombre es pensar por si mismo” y esa voluntad de hacer pensar al otro, está en los fundamentos de su proyecto, sin hombres que piensen, no hay nación.
Hay tiempos en que los hombres piensan para el diario y hay tiempos en que además piensan para el futuro, el absoluto es de una naturaleza distinta a la que se ve, aquí todos pensamos, no es posible desconectar el motor cuando vamos cuesta abajo y ahorrar; pero la función se debilita y atrofia si no se ejercita, es más cómodo que otro piense y aceptar lo bueno o buscar un culpable para lo malo.
Entrar en la obra de José Lezama Lima es correr una aventura, es sumergirse en las aguas del pensamiento como especulación, fuente de creación, fuerza generadora de lo demás.
Si los poemas son pura libertad de los sentidos, abrazo a lo subjetivo, la narrativa es quiebra, continuidad y divagación ensambladas en una idea central y el ensayo pensamiento sistémico, búsqueda del origen en lo profundo y regreso a la superficie recreado; pero esto es pura formalidad de géneros que envuelve el conjunto, desde el principio hasta el final, el sustento de la obra es la poesía, el cangrejo usa lazo azul y lo guarda en la maleta, es en nosotros donde la idea transciende y se puede convertir en lo otro, pero hay que estar entrenado, para pensar el hombre se entrena como para remar, si en medio del mar lo sorprende la tormenta, el hombre o saca el extra y se salva o se deja llevar por el opuesto negativo y se hunde.
Pensar entre todos es la propuesta, hay libertad y no es el flujo de la conciencia, es la asociación de ideas a partir de una idea centro que no tiene que permanecer central, por el camino, entre las confluencias, la oblicuidad y las paralelas, el pensamiento puede enfrentar la disyuntiva, encontrar otro camino, un atajo entre desfiladeros, una amplia avenida bordeada por la sombras de los álamos o terminar a la orilla de un río que corre hacia el mar.
Es para Lezama, el primer asombro de la poesía, que sumergida en el mundo prelógico, no sea nunca ilógica.
En mil novecientos veintinueve, cuando solo Dios había visto desde afuera al planeta, en el Amor a la Poesía,  Paul Eluard escribe “La tierra es azul como una naranja”, el doce de abril de mil novecientos sesenta y uno desde el cosmos Yuri Gagarin confirma al poeta “La tierra es azul”, tiempo después el astrofísico Carl Sagan declara que lo más parecido a la forma de la tierra es la de una naranja, pareciera que la poesía va delante de la ciencia, porque mientras la primera busca siempre una nueva causalidad, la segunda es simplemente el límite del conocimiento humano, en este sentido y provocada por esa causalidad, la Paradoja de Hawkins parece ser una versión científicamente argumentada del Evangelio de San Juan según la interpretación católica.
Nada conecta la visión que tiene Lezama del misterio con su religiosidad, Martí es el misterio que nos acompaña, porque es la suma de los posibles imaginados más allá de toda imposibilidad.
Tiende el hombre en el mundo aparentemente dominado por la ciencia a refrendar como cierto lo explicable y rechazar lo que no entiende, en los orígenes de la civilización para superar ese trauma el ser primitivo acudió a los dioses, a la magia y al arte, a pesar del tiempo esas tres potencias aun existen, he ahí la fuerza generadora del misterio.
Entre Martí y Lezama hay un hilo conductor que trasciende la escritura. Aunque escribió poco sobre Martí, los momentos que Lezama le dedica en sus textos son de rica originalidad, no lo usa, a diferencia de la mayoría de los que recurren a la obra del maestro, en el mejor de los casos para afirmarse, no olvidemos lo que nos advirtió el Profesor Manuel Pedro González, en el ensayo que hiciera para ser leído en el Onceno Congreso Nacional de Historia a celebrarse a finales de mil novecientos cincuenta y tres y que se frustró por el golpe de estado de Batista, que rompió con el orden constitucional en Cuba: Porque así como en nombre de Cristo se han perpetrado muchas infamias, el de Martí se invoca frecuentemente para encubrir y disfrazar dolosos procederes y nefandas arterias. En Martí, como en todo lo que lee y fue un lector monstruoso, busca Lezama la esencia, la incorpora y la recrea después, ya con el sello personal; por eso, no es enseñar a leer a Martí, puro acto de mecánica, como a veces se pretende,  lo que compete,  es educar en el hábito de leer, la biblioteca como dragón, para que aprendiendo a pensar se pueda descubrir después, en una fiesta de magia y misterio, con los medios adquiridos, a Martí,  o lo que es igual, adueñarse de la poesis.
José Martí fue para todos nosotros el único que logró penetrar en la casa del alibi. El estado místico, el alibi, donde la imaginación puede engendrar el sucedido y cada hecho se transfigura en el espejo de los enigmas.
Misticismo que no es religiosidad aunque la admite, que es esencia, interiorización, dedicación a un esfuerzo superior al del común, larga y penosa peregrinación para, conocedor de la verdad, llegar a la fundación del templo donde se le adore.
Dueño de la casa del alibí, Martí estructura entonces su sistema poético, el proyecto de nación que será el templo y sentido de su vida.
Lezama, como Martí,  bebió en las fuentes; las grandes culturas, la poesía española y francesa, el pensamiento clásico, lo nuestro, en él ninguna puerta se cierra, no hay exclusión, la casa está siempre abierta y guarda el misterio, lo que no se contradice.
Guardián de la casa del alibí, construye también su sistema poético, la búsqueda y fecundación de lo criollo para hacerlo trascendente en una nueva mitología, lo cubano.
No es Lezama un simple personaje de su tiempo, limitar su obra al espacio temporal que le tocó vivir es mirar y no ver, no por superadas las circunstancias pierden su valor las obras de Sócrates, Platón, Carlos Marx o Freud, el tiempo depura, como el agua, cuando el minero doblado sobre la corriente lava la arena y queda el oro.
En Enero de 1960 Lezama escribía: La Revolución cubana significa que todos los conjuros negativos han sido decapitados; pero, también por esa época, ya Fidel nos había advertido que La Revolución no estaba terminada.
En ese mismo año Lezama invoca al Ángel de la Jiribilla, el guardián del potens, un posible engendrado en la infinidad, el tutelar de los cubanos, el que ruega por nosotros, el que obliga a que suceda, realízate, cúmplete, se anterior a la muerte, porque ve mas allá, presiente las amenazas.
Sabe que la causalidad está creada, que la imagen ha cumplido su cometido, que existen las condiciones para que sea el alba de la era poética entre nosotros.
Pero para que podamos vivir nuestros hechizos, para que el reinado de la imagen se entreabra en un tiempo absoluto, hay que continuar decapitando conjuros negativos.
Cuando a principios de mil novecientos sesenta y ocho, escribe “Sobre la poesía” una ponencia para el Congreso Cultural de la Habana, es consciente de que con el triunfo de la Revolución las condiciones han cambiado y de que  la poesía continúa la búsqueda  de nuevas causalidades por el camino que está al borde de la boca de la ballena, por eso defiende, a su manera, desde el potens, la función creadora del hombre, su poder germinal, la materialización del misterio como fuerza revolucionadora que engendra una era imaginaria diferente: La poesía al ser causal para la resurrección, vence a la muerte, y si la muerte es el dogmatismo que quiere ahogar a la revolución, la poesía vence a la burocracia y si la muerte es la intolerancia, la poesía la vence, el poeta esta convencido de la victoria de la poesía, aunque también de los riesgos que se corren, perplejo, absorto, el poeta ha sido condenado a escribir la poesía y a recibir la rebelión de la palabra ante la escritura, que la busca sin fijarla, porque la poesía, trasciende al poeta al engendrar una nueva causalidad.
En una época en que se tiende a la simplificación, a la practicidad como valor, donde se prefiere la copia de la realidad aparente, a la realidad inventada, la obra de Lezama, a fuerza de su origen poético, de crecerse en la mitología, de su búsqueda de la esencia a partir de claves y símbolos que son particulares, sobre una base cultural asombrosamente sólida, puede parecer no justificada.
Pero como Martí, Lezama, testigo de su pueblo y de sus palabras, será siempre un cerrado impedimento a la intrascendencia y la banalidad.
A medida que el ser se perfecciona tiende al reposo. La sentencia filosófica se refiere a la perfección como suma del espíritu y al reposo como posibilidad para la búsqueda de la verdad aun no revelada, la que permanece en lo oscuro a la espera de alguien que encienda la llama.
Entre el año de la publicación de la segunda edición cubana de Paradiso, en que se creyó que nos hacíamos justicia y el año del centenario en que al fin se rompe el silencio que sobrevino, pareciera que el hombre se ha perfeccionado porque está en reposo, pero la apariencia es tramposa, el pensamiento abstracto, la especulación generadora han cedido terreno a lo metodológico, la didáctica ahoga a la creación, la vieja contradicción forma-contenido, se ha desplazado hacia el primer elemento.
La idea transita con frecuencia el círculo de la serpiente que se muerde la cola y que al tragarse a si misma se hace un nudo que no es posible desatar.
Federico Engels escribió que el Renacimiento necesitó titanes y engendro titanes, todo tiempo produce lo que necesita, no en balde la sabiduría popular dice que cada cual tiene lo que se merece.
Recobrar un público para la obra de Lezama, a esta altura, parece una tarea difícil pero no imposible. Lo imposible al actuar sobre lo posible engendra un posible en la infinidad, esta frase de Lezama por mucho tiempo a la cabeza de la presentación televisiva de La Jiribilla, la publicación de la cultura cubana, parece sugerirnos el camino por el que se llega a la verdad, a la raíz, a eso que nos distingue y nos une.
Casi trescientos años después del descubrimiento, los nacidos en la Isla apenas se llamaban criollos, desde Arango y Parreño hasta hoy, muchos se han aferrado a Cuba como el náufrago a una tabla de salvación y la han hecho suya, muchos también, pero menos, han pensado a Cuba. En el proceso de estos últimos doscientos años, de aferrarnos y pensar a Cuba, es que nos hemos podido llamar cubanos.
La identidad, que no se diseña, ni se construye, que se forma, es una ley objetiva del desarrollo, independiente de la voluntad humana pero hija de su esfuerzo, contradicción creadora se impone.
Pensar a Cuba como Ínsula dueña y generadora de su mitología es fundar; aprender, hacernos propietarios del misterio, es participar en la fundación.
El reposo, servirá para aclararnos desde la diversidad física de los equilibrios hasta Dios.
Por eso Lezama.

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Del libro Con los Ojos Abiertos

Ediciones Loynaz. 2010

Lugar tan común

Hay quien piensa
que tiene a
Dios
cogido por la barba
y tira
y tira de ella
hasta que se le queda entre las manos
y se da cuenta con horror que es postiza
mientras Dios
riéndose
se aleja
cada vez
más.


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Del libro  Arde la Vida

Ediciones Loynaz, en proceso editorial.

XXIV
                    
Qué pasa
     si de pronto
     descubres
     que tú no eres tú
     se acaba el sueño
     y despiertas
     a una pesadilla
qué pasa
    si esto no es esto
    no hay calles ni aceras
    nadie ríe
    todo está oscuro   
    no se oye una voz
qué pasa si estás en la selva
     solo
     porque cada cual
     tiene su selva particular
     donde trata de sobrevivir
     hasta que llegue el auxilio
qué pasa
     si el auxilio
     no llega.    


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Del libro Con un tajo en el pecho

Inédito.

Algún día

llegaré hasta la orilla
para recoger
pedazos de mar
sueños con boletos vencidos
amores extraviados
conchas vacías por el olvido
quizás estaré
al otro lado de la historia
sin derecho al regreso
veterano de una pesadilla
que nunca termina
¿qué hemos sido
milicia en batalla
de la que nadie cuenta las víctimas
figurantes en misión irracional
pobres locos
deambulando por destinos
fabricados?
para el que pretende avanzar
mirando atrás
no es difícil tropezar
si a cada paso
tropieza
seguro cae

vuelvo a la orilla
al punto
donde la ola
disuelve en espuma
y espero.


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