Pedro Luis Hernández Pérez

(29 de noviembre de 1960, San José de Las Lajas, La Habana). Licenciado en Historia de la Universidad de Pinar del Río. Magister en Gestión Ambiental Universidad de Pinar del Río. Espeleólogo. Cursa una Maestría en Historia en el Instituto de Historia de Cuba, avalada por la Universidad de La Habana. Se desempeña como docente y desde 1985 vive en Pinar del Río, trabajando en la Academia de Ciencia de Pinar del Río. En el año 2005 fue “Historiador de la Sociedad Espeleológica de Cuba”.
A partir de 1999 comienza a laborar en Turismo de Naturaleza, lo que le permitió recorrer todo el país y explorarlo a fondo.
Desde 1984 comenzó a escribir informes científicos, ensayos históricos, ponencias, alguna poesía inicial, cuentos y una novela, todos esos materiales inéditos aun, alcanzan, hasta agosto 2014, la cifra de 125 textos; han sido presentados en diferentes eventos locales, provinciales, nacionales e internacionales.
En el año 2004 publica su primer trabajo en internet, Villaverde en Vueltabajo, sitio web Estampas de la Vueltabajo. El mismo año funda el periódico digital espeleológico, El Explorador.
Colabora con diferentes páginas web, blog, periódicos digitales, en radio, televisión y ha realizado documentales.
Ha publicado libros de espeleología, guías de turismo y el Mapa rupestrológico de Cuba.
Es miembro ordinario de la Sociedad Espeleológica de Cuba (SEC); de la Unión Nacional de Escritores y Artista de Cuba (Uneac); de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (Unhic); de la Sociedad Cubana de Comunicadores Sociales (SCCS), del grupo de fotonaturaleza. “Naturarte”; de la Comisión cubana Carlos Aponte de la Uneac; de la Sociedad Cultural José Martí y del Comité Cubano de la Ruta del Esclavo. Integra además el Consejo editorial Loynaz de Pinar del Río.
Es fundador y promotor de tres peñas literarias comunitarias: “Rincón del Saber” Dedicada a promover en los niños de la narración oral y escrita; “Reverbero Educacional”, en la ESBU Julio Antonio Mella, dedicada a la promoción de temas histórico y “El Explorador”, Librería Ateneo dedicada a la divulgación científico-técnica y literaria.
Ha obtenido numerosos reconocimientos por su trabajo.

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Apostar por Cirilo Villaverde es reivindicar la historia y el arte vueltabajero

Cirilo Villaverde es paradigma de la cultura vueltabajera, partir de él, para conformar ese evento de identidad solicitado a voces por el pueblo, es honrar a quien honra.
No solo, y ya sería mérito más que suficiente, por esa gran novela, la primera escrita por vueltabajero alguno, que rebasó las fronteras del terruño y se anidó en el corazón de todos los cubanos, Cecilia Valdés.
Sino también, porque Cirilo Villaverde, junto a Tranquilino Sandalio de Noda, encabezaron en la mitad del siglo XIX la lucha por la reivindicación de lo vueltabajero y de lo pinareño, en época donde a este territorio se le denominaba: “tierra de nadie”, “continente negro”, “territorio de salvajes y negros levantiscos”.
Ambos paradigmas elevaron sus plumas y dieron a conocer al resto de Cuba, sendas obras no valoradas aun en su justa medida, excepto esas hermosas palabras de Emeterio Santovenia Echaide, cuando expresó: “ellos cubren con su hacer la historia de sus gentes, la descripción de la naturaleza vueltabajera, resaltan riquezas materiales y de espíritu, el uno, al escribir Cartas a Silvia, el otro, cuando realizó su excursión a Vueltabajo, pluma en ristre”. Juntos, se erigieron en los mayores salvaguardas de la singularidad del pinareño desde ese siglo XIX, definidor de la nacionalidad.
Porque en ellas se demuestran los valores sociales, históricos y naturales y ante todo, resaltan las características antropológicas del vueltabajero, colocándolos entre los mejores de la nación por su bondad, laboriosidad, emprendimiento, excelencia como anfitriones y sobre todo, ponderan la belleza e inteligencia de las mujeres del occidente cubano.
Si aun alguien duda del valor de Cirilo Villaverde como la opción más representativa de la cultura pinareña, entonces debe saberse, que él tiene un vínculo directo con todas las artes: el más grande novelista de su tiempo, periodista, amante de la crónica y el ensayo; primer escritor del terruño, con literatura para niños, dio a conocer en 1847, “El librito de los cuentos y las conversaciones”. 
En la historia, narró en sus obras cada momento del pasado y rescató el “Diario del Rancheador”, obra escrita por su padre, cuyo prólogo le obligó a realizar profundos estudios del tema y le llevó a salvar, el entristecido cuadro del Rancheador, como cazador de hombres,  tristes letras sí, pero arma de lucha contra la esclavitud, de ahí su clara posición antiesclavista.
Maestro de generaciones de cubanos y de los hijos de revolucionarios en el exilio, escribió tres obras para contribuir a la enseñanza en Cuba, una de ellas, dedicada a la geografía nacional; fue traductor, crítico y editor.
Anselmo Suárez Romero expresó a un amigo: “Castellano no lo escribió en Cuba yo, ni los que dicen que no lo escribo bien: si quieres castellano hermoso, lee a Cirilo Villaverde”.
En su quehacer cultural recoge como ninguna otro, la pintura, recordemos que cada página por él escrita, representa un cuadro único de lugares que narra, amen de hacerse acompañar por el pintor Martiniqués Moreau, para que recogiera con sus pinceles, cada momento de la Excursión a Vueltabajo. Él mismo fue graduado de la Escuela de San Alejandro, como dibujante y pintor.
La arquitectura, artesanía y escultura están presentes en cada una de sus obras, descritas con un conocimiento exhaustivo de lo narrado. Sus obras han inspirado a cineastas y documentalistas, diseñadores y dibujantes, al arte lírico, al refranero popular a la música cubana.
Fue promotor cultural junto a Domingo del Monte en su tierra natal, en especial, en ambos San Diegos, el de Núñez y el de los Baños, acudía con frecuencia y hacía tertulias con amigos y vecinos, experiencia aprendida en La Habana y extendida también a la Matanzas decimonónica.
En lo personal fue hombre de su tiempo, no por gusto Martí le dedicó, a raíz de su muerte, todo un artículo triste, pero profundo de la estatura del patriota, que amó su tierra y luchó por verla libre, él lo calificó como “Escritor Útil y Patriota Entero”.
Cuanto elogio de un hombre tan culto y revolucionario como Leandro González Alcorta, al preconizar, ante sus alumnos, del instituto de segunda enseñanza de Pinar del Río, la necesidad de: […] seguir atentos a nuestros manes: Tranquilino Sandalio de Noda, Cirilo Villaverde y José Victoriano Betancourt […]
Por ello y mucho más, apostemos por Villaverde, porque así reivindicamos la historia y el arte vueltabajero.

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Del libro “Cuba Pasaje a la Naturaleza. Pinar del Río”

Hernández Pérez, Pedro Luis. Jorge Freddy Ramírez Pérez., Ed. Internacional, España, Traducido al inglés en formato libro, Publicado además en formato revista traducido del español e inglés al francés e italiano. 2005.

(Fragmento)

PINAR DEL RÍO: CATEDRAL  DE  LA  NATURALEZA

El verde de la Vueltabajo no tiene igual en Cuba; una cadena montañosa atraviesa su territorio, dividido en mosaicos paisajísticos, su biodiversidad lo torna en sitio ideal para conocer una naturaleza prodigiosa. Variedad, fragancias, colores, permiten distinguir ecosistemas únicos. Entorno digno de visitar, donde se tiene la sensación de ser descubridor de lo real maravilloso.
A lo largo de la historia, el pinareño se caracteriza por su bondad, sobre todo, la hospitalidad. Su vida es natural, laboriosa, alejada del bullicio, sosegada, sin contaminación, dedicado a la existencia rural sencilla, premisas socio económicas y culturales que  justifican, en gran medida, la longevidad de nuestros campesinos.
El fotógrafo disfruta una placentera estancia, todos los días trata el ojo escudriñador mecánico de atrapar la exclusividad de las imágenes en el destello del obturador, al final… Es un deleite que no puede rechazar quien desee vivir o ir de vacaciones, en un ambiente bendecido por la naturaleza pródiga.
El amor del veguero al cultivar la planta que ha hecho de Pinar del Río la “Meca” del mejor tabaco, tiene sus raíces mucho antes del descubrimiento de América. Experiencia y sabiduría logran esa mezcla de arte heredado de los padres, donde la erudición de laborar, rebasa lo puramente técnico, para transformarse en oficio del artista forjado al sol y la lluvia. 
En esta provincia de solo 10 931 km2, los valores naturales y socio-culturales la distinguen. Ante tanta singularidad, la Unesco aprobó varias categorías de manejo: dos “Reservas de Biosfera” y un “Paisaje Cultural de la Humanidad”. El Estado Cubano ha declarado dos “Parques Nacionales”, varios monumentos de igual categoría e implementado un conjunto de áreas protegidas con diferentes niveles de manejo, condición difícil de repetirse para  cualquier provincia, similar en superficie.
Es mágico estar rodeado de mares: al norte las aguas profundas del Golfo de México; por el sur, el cálido Mar Caribe; al oeste, el mar que nos separa de la península de Yucatán y al este, las fértiles tierras rojas de la provincia de La Habana. Su posición geográfica la convierte en la punta de la llave de las Américas.
Agréguese la riqueza de su fauna, sus aguas minero-medicinales, las cavernas mayores del país, los famosos valles rodeados de mogotes, el alto endemismo en la  flora y los saltos de agua. Todo embrujado en arraigada e interesante historia; en su espacio territorial dio cabida a los aborígenes o los negros que huían de la esclavitud, quienes encontraron abrigo seguro en costas, montañas y cavernas, hoy sus vestigios, son expresión patrimonial primitiva; reflejados en restos humanos, alimenticios e instrumentos y en las manifestaciones del arte rupestre, enunciado creativo supremo de su mundo mágico religioso.
El paso de familias aristocráticas que construyeron un mundo marcado por el aromático grano de café, arraigadas a sus costumbres y cultura, que al fenecer dejaron las huellas en las ruinas agroindustriales y domésticas, de un entorno cafetalero con influencia francesa en la sierra del Rosario.
La presencia en cada localidad de arquitectura vernácula y clásica tropicalizada, son ejemplos de los elementos de refinamiento, modernidad, e ingenio del pueblo.
El clima es agradable, sin llegar a los calores extremos del oriente cubano ni a los fríos intensos de la llanura Habana-Matanzas, temperaturas promedios durante todo el año de  25º C, hablan de la realidad de ser un eterno verano. Los meses de julio-agosto suelen ser los más calurosos, en sentido contrario enero-febrero se llevan las palmas. En las tardes veraniegas llueve, generalmente sobre las montañas, para refrescar y mantener el verdor que dignifica esta tierra del poniente.
Es por esto y por otras muchas razones la invitación a conocer el maravilloso mundo natural de la provincia más occidental de la Perla de las Antillas.

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Fragmento de la novela: “Juego de Vida“
Inédita
Juego de Vida

Pedro acaba de conocer a Carlucho en el pasillo del hotel Bello Caribe, Lorelai se lo presentó. Entra en la oficina de Ortelio, quien se ve desencajado, no está altanero como en otras ocasiones, como si le hubiera caído el mundo encima, o un cilindro, sin embargo, recobra rápidamente el control, se dirige a su subordinado, -Mira hemos pensado que dada tu experiencia, la cual yo corroboré en la visita hecha al territorio, estás en capacidad de dirigir la sucursal de Varadero, necesitamos fortalecernos ahí. Por el momento dirigirás las dos oficinas, no te voy a mentir, allí el juego es duro, necesitamos una persona con experiencia, inteligente, osada, habilidosa, desgraciadamente es otro mundo dentro de Cuba, hay que tener muchas iniciativas para triunfar. “Es la jungla de los vivos el cementerio de los bobos”. Ya está discutido con Carlucho el nuevo jefe, está de acuerdo. Tu problema es la vivienda, pero tengo buenas relaciones, puedo gestionarla si así lo deseas. Por otro lado, ahora estarás hospedado en una casa de visita de la agricultura, tiene todas las comodidades, ahí comerás, los fines de semana puedes llevar a tu familia. Por el momento tenemos una pequeña habitación dentro de la oficina de Intertur s.a, será donde radicarías, la actual gerente pasaría a ser tu comercial. Marisel de económica, esta última, es muy buena con los números, fue directora de una granja henequenera donde trabajó bien. Puedes pensarlo y darme la respuesta en unos días.
Lucía se reúne con Marisel en su apartamento de calle 25 en Varadero, ambas llevan unos meses al frente de Versol, se han hecho “amigas”. –Marisel, recuerdas el gordo que nos llevó a Pinar del Río-. –Sí ¿Por qué?-. -Ortelio me llamó para decirme que lo va a mandar para acá de Gerente Territorial por un tiempo, para que aprendamos con él. Me pidió que reservara en la casa de la agricultura por un mes para su estancia. –Chica, a mi no me cayó mal, tiene los ojos bonitos, parece inteligente, además es pinareño, recuerda, ellos son bobos, nosotras tenemos nuestras mañas para metérnoslo en un bolsillo-. –Si, en eso tienes razón, pero me jode que no confíen en nosotras, de contra no nos dan nada para trabajar, ni tan siquiera una oficina, este mes pagué 150 pesos de teléfono de llamadas a la Habana por problemas de trabajo y al final nada, viene un guanajo pinareño a ponernos las plumas, que se cuide que lo “podemos poner a bailar sobre un zinc caliente”-. –Bueno en que vamos para la  Henequenera hacer la reserva-. -En botella mi amiga, con estos cuerpos tú crees que alguien se resista a llevarnos-. –Esta bien vamos, que tengo que regresar para Cárdenas rápido que hoy mi papi me invitó a comer, -¿Cuál el pistero o el de la Henequenera?-. -El pistero chica, el de la Henequenera hace rato que no lo veo, debe estar con su linda mujercita mua, mua, mua-. – ¿Celosa?-. –Vamos y no jodas. 
-La autopista a Pinar del Río es muy fresca de noche, solitaria, apenas se dejan ver las luces de los coches, camiones, rastras, que van oscuros atrás, producto al período especial, el bloqueo externo, también el interno, es necesario ir atento al timón, en cualquier momento se da una galleta contra quién va delante o te la dan a ti por detrás. Pedro ensimismado en sus pensamientos conduce a 120 km por hora. Finalmente le han puesto una bomba en sus manos; aún no sabe que capacidad de poder destructivo tiene ese artefacto, huele a pólvora seca, lo bueno es la oportunidad exclusiva, esperada por todo gerente con ambiciones en mejorar, le ha caído del cielo; no sabe si llorar o reír.
Recuerda la discusión acalorada que sostuvo con un capitán, profesor de cálculo I, cuando estudiaba en el Instituto Superior del MININT. Sistemas Especiales de Comunicación, el motivo la sinceridad, -pecado mortal en la vida moderna donde la mentira se impone cada día-. Ante la ausencia a clases un viernes, contó haber ido a la Isla de La Juventud a ver su novia; el profesor dijo que esa justificación era una falta de respeto, a lo que respondió, que más falta de respeto era decirle una mentira, a partir de ahí, lo llevaron recio en los exámenes, finalmente lo suspendieron, echando por la borda todo su futuro, unos meses antes, lo habían casi obligado a salir de su carrera en la CUJAE. “Compañero usted es un joven comunista y la revolución necesita de su aporte para emprender nuevos estudios, es necesario que pase usted a las gloriosas filas del Ministerio del Interior”, que iba a ser “ante el llamado de la patria presente” así fue educado por su madre.  Ahora lo excluían brutalmente, -¿no se había excluido él mismo?- su única razón fue defender su verdad, verdad recompensada con magnífica solicitud a su Comité Militar, para que pasara el Servicio y la suerte te acompañe… ¿Dónde carajo estaba aquel capitán tan ceremonioso? al carajo, de nuevo el llamado de la patria, al final, puede considerarse imprescindible, mira que la patria lo llama, lo malo es que los hombres lo joden. Fue el primer momento de su vida comparable con este, la diferencia estuvo en aquel entonces laboró seis meses en la Fábrica de Cerámica Blanca de San José de las Lajas, como “especialista en polvo blanco” donde llenó sacos de papel de ese “preciado material” que se metía en los ojos, nariz, pelo y cuanto hueco existiera en el cuerpo, rotando tres turnos por 95.50 pesos al mes, también enguacaló muebles sanitarios hasta destrozarse los dedos de las manos, al final estaba obligado a entrar al SMG. Ahora, sin embargo no estaba precisado a marcharse de nuevo, aunque la patria lo llamase, quién sabe cuanto tiempo, de algo estaba convencido deseaba abrirse camino en la vida, y mejorar la situación de los suyos. “Quizás los sicólogos lo llamen “balance de la vida”. No sabe que es peor.
Balerio le había comentado que Juan Carlos (Juany), quería hablar con él, a ese cabrón escultor hacía tiempo no lo veía, sus manos prodigiosas permitieron se convirtiera en uno de los mejores productores de humidores y artesanía relacionada con el tabaco. Mientras él a través de Adonis, otro loco de las manos, habían tratado de ayudarlo, en promoción y venta  de sus piezas, al final no ha sido mucho, pero lo habían intentado; si no hubiese sido por la falta de visión de un “vaquero” que estaba al frente de la empresa por aquel momento, se hubiese hecho mucho más, pero el hijo de puta trató de quedarse con toda la artesanía para sus regalos particulares y no promocionó adecuadamente el nuevo producto. Cuando mañana se encuentre con Adonis sabrá que quiere Juany de seguro es algo importante.
Ortelio está en casa de Mirían, único rato de solaz en La Habana. Ella sale del baño pasándose el secador por su larga cabellera negra, viste bata de felpa blanca, Ojos achinados chispeantes, genuina herramienta insustituible en una secretaria habilidosa, -Mi amor ¿no te bañas?-. –Sí-, quitándose los espejuelos se sienta al borde de la cama, la atrae por las caderas, el beso penetra entre los dos senos por donde “descuidadamente” esta desabrochado el primer botón, el limpio olor de la carne joven llena los pulmones. Ella le acaricia su cabellera negra donde aparecen las primeras canas, -Uh… hueles a oficina, ven, te voy a bañar-. Se deja llevar descalzo sobre alfombra roja, baño amplio, azulejos rojo vino, rematados en negro, espejo de aumento sobre la bañera permite observar el movimiento de los cuerpos desnudos. Mirían se acuesta sobre él, con la esponja lo recorre. Ella es la obra perfecta de dios, abundante pelo que cubre cada centímetro de la espalda, nalgas duras redondas, piernas parejas desde los muslos. Movimientos cada vez más armónicos mueven la espuma, siente el aliento mentolado de su amada, besa despacio el cuello, recorre su boca suavemente cada centímetro de piel, toma el labio carnoso inferior lo mordisquea, desplaza sus manos lentamente desde la cabeza hasta las caderas, siente ligero sobresalto, su amada gime de placer; ella se incorpora, senos hermosos como dos toronjas, pezón oscuro grande, resurgen del agua con gel, aparición de diosas apetitosas, pasan cerca de la boca, la lengua lame toda la redondez una a una, se dejan llevar en accionar eterno de placer orgásmico.

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La Vida
(Cuento inédito)

Cuarto semioscuro. Leo un libro de ciencias sentado cómodamente sobre unos cojines en el piso. A mi lado una taza de café. La llevo a los labios, al pasar al alcance de mi vista, presiento que algo se mueve en su interior. Es una cucaracha pequeña. Pienso: “todos nadamos en algo”.
Yo me debato entre mi libertad y los que quieren encadenarme. Mi amiga Juana aparenta le gustan los hombres, pero prefiere amar en silencio a una amiga. Jorge, militante por apariencias, está loco por largarse para la Yuma. Lidia, casada con hijos, ama a Omar antiguo compañero. Ricardo, quiere ser joven pero rebaza los sesenta.
La cucaracha se debate entre el néctar negro. Sus movimientos son cada vez más desesperados. La observo, existe algo de malicia en mi mueca. No quiero que muera; pero no me arriesgo a salvarla. Ella representa quizá, lo que todos deseamos.
Mi amiga se une con su amor homosexual. Jorge, llamó desde Miami, llegó bien, Lidia se divorció y cumplió su sueño. Pero Richard, cada vez le cuesta más aparentar ser joven. La cucaracha ya casi no se mueve, a veces da débiles signos de vida.
Richard lucha contra el almanaque. Paga a jovencitas, se tiñe el bigote y usa una permanente gorra o sombrero para ocultar la calvicie. Su alma es jovial, alegre, pero cada vez está más acabado.
La cucaracha mueve algunas de sus extremidades y se queda completamente quieta. Le lanzo improperios, quiero que siga luchando, aunque sea una utopía, es importante, penetro el dedo en la taza. Desde lejos escucho: — Omar, Omar.—
Abro los ojos. Es Lidia con una taza de café humeante.
Pregunto ¿Y la cucaracha?

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“Cuba Pasaje a la Naturaleza. Guanahacabibes”

Hernández Pérez, Pedro Luis. Jorge Freddy Ramírez Pérez. Orlando Sotolongo Escobar. Ed. Científico-Técnica, La Habana, 2009.

UN BLANCO EN LA TUMBA FRANCESA

Pedro Luis Hernández Pérez. Fragmento

                                                 El negro al fuego, pero el negro es un tambor y su fuerza telúrica provoca un eclipse increíble”.[1]

Noche estrellada de sábado santiaguero, el calor parece asar a los trasnochadores. Por invitación entro en la casa de la antigua Sociedad de Recreo de la Tumba Francesa. 
Construida con maderas preciosas de los bosques de La Maestra, me hace recordar la casa de mi abuela en San José de la Lajas. Fachada de tablas machihembradas, dejaban deslizar furtivamente pequeños conos de luz de focos incandescentes.
El color amarillo sucio de la entrada, contribuye al embrujo del recinto. Arbolitos de arecas, piñón y crotos, anteceden la acera, preludio de portal amplio, piso de cemento y roídos horcones, apenas sostienen el techo de tejas criollas, algo bajo y quizás hundido al centro.
La oscuridad de la calle se acrecienta con las decenas de personas aglomeradas, visten atuendos de llamativos colores: blanco, azul, rojo y amarillo. Las conversaciones se entremezclan con gritos efusivos y risas estridentes entre besos y abrazos de los recién llegados.
Me toman de la mano y conducen por el borde de una habitación rectangular, grande en uno de sus extremos reposan sobre el frío suelo varios tambores cerca de los asientos de sus diletantes, quienes conversan, me echan una ojeada escudriñadora. Las paredes son blancas, el hormigón bajo los pies brilla.
En la habitación contigua un comedor estrecho con salida por dos puertas a un patio-, una mesa rústica, cubierta por un hermoso mantel blanco, bordado con enigmáticas figuras de colores, sostiene una cantidad apreciable de platillos y bebidas de diferentes sabores y fortalezas; herencia recibida de la inmigración haitiana de comienzos del siglo XIX, establecidos en el Oriente cubano.
La invitación a la degustación vino del cielo, una anciana, mora –recuerda a Mamá Inés, me hace una exposición culinaria de cada tipo de plato. Seleccioné un platillo de cangrejos en masa con salsa verde picante que fue la delicia misma, afrodisíaco al decir de la anfitriona, aunque al parecer, todos lo son, acompañado de un aguardiente fuerte para atenuar el exceso de picante. Según explicaron, de esas bebidas existen varios tipos y usos, algunos exclusivos de las mujeres, por ser más suaves al paladar, son aguardientes sacados de alambiques caseros.
De la sala llegan los primeros retumbes de tambor y el guía grita comenzó el Babul, parte del complejo Yubá (Yubá Babul) y Yubá Cobrera:
                                  
                                  A las doce de la noche
                                              se improvisa el concierto:
                                   audición de una fanfarria singular.
                                   Súbito brama una fiera: la sirena-cien voces
                                   de un central: fa,fa-sí,fi, ííí.
                                   Y a lo lejos el babul
                                   con el etiópico repique
                                   de los bolillos del catá.
                                   Songo, Bilongo.
                                   Repongo
                                               Propongo
                                   Dispongo
                                   Tacatá, tacatatá.
                                   Tacatá, tacatatá[2]
La Tumba Francesa, tiene de Haití y hoy de Cuba. El Sabio cubano Fernando Ortiz expuso hace muchos años, tumba es voz conga, significa entre otras acepciones: jolgorio o fiesta ruidosa. Originalmente eran los bailes ejecutados por mulatos cultos y ricos de Haití, a fines del siglo XVIII. En los cánticos se mezclan -al decir de Regino E. Boti- los provincialismos orientales, palabras en perfecto español, vocablos en patois, otras en la grafía antigua de los esclavos y algunas frases en francés.
En el salón los visitantes de pie ocupan los bordes de las paredes y el movimiento de caderas y pies, de la mayoría dan la sensación de que el local se estremece al ritmo de los tambores.
A la cabeza contraria a la puerta de entrada a la sala, desde la calle, un grupo de cuatro “tocadores” de tambor con ritmo acompasado baten el cuero, mientras una vieja negra conduce con voz limpia hermosos cánticos.
Ubicada en el extremo izquierdo de los percusionistas, secundada de cuatro mujeres, también mayores de edad, cubren todo su cuerpo con atuendos de colores blancos y azul, la cabeza envuelta por pañuelos blancos, gangarrias por doquier; parecen un coro de ángeles negros por la excelencia de la interpretación.
Al centro los danzantes por lo general personas mayores, hacen movimientos increíbles para la edad, se puede identificar pasos del minué francés y la contradanza, mezclados con el danzón y la rumba cubana.
Las demostraciones la hacen por parejas o en colectivo en bandos por sexo; con el cuerpo despliegan movimientos rítmicos constantes, algunos de ellos aspavientosos, otros sensuales.
Él, con el pantalón recogido hasta la rodilla de color azul y camisetilla blanca, pañuelo al cuello; aspecto, por momento agresivo, pero se suaviza al acercarse a su pareja, masculinidad reafirmada en el rostro.
Ella, vestido blanco y azul, más bien largo -aparenta inocencia y sensualidad-, todos acompasadamente mueven sus pies descalzos, retumba la construcción. El movimiento es cada vez más erótico, los cuerpos de frente unas veces, de espaldas otras, se mueven en una danza gesticular, los músculos rompen el orden anatómico, desprenden adrenalina y lujuria, a edades tan avanzadas son increíbles tantas demostraciones sicalípticas.
El ambiente está lleno de una energía especial, es casi obligatorio moverse, incluso al menos versado en estos ritmos. Tal pareciera todos hacen el amor en la placidez eléctrica del breve contacto. Ángeles de las tinieblas recorren el salón y dan vitalidad a los entusiastas danzantes sin muestras de cansancio con placentera ejecución, pasadas más de cuatro horas de ardientes movimientos.
Son cuatro los bailes de la Tumba Francesa -además del que observo- el Masón, la Tahona y la antigua y sensual Grasima en desuso en la actualidad.
                        
                        Ya terminó la cosecha
                        no hay un alma en el batey,
                        vamos a la recogida
                       del café
                       Bata. Bornú.
                        Cantos de nuestros abuelos
                        de Senegambia y de Haití,
                        cantos de la recogida:
                       broche, gabón, lucumí.
                       Bata. Bornú.[3]

De mano en mano, a pico de botella, llega el aguardiente, para quien no está acostumbrado aparecen las dudas, un anfitrión descubre la preocupación en mi rostro y con frase amable me dice — Tranquilo, “bianco” no hay lugar más seguro en Santiago —. Todos han avanzado hacia el centro del salón y se confunden invitados con habituales en baile endemoniado.
Soy arrastrado por una anciana, con cariño toma mi brazo y me comienza a enseñar los pasillos principales, debe ver en mi rostro la timidez, pero da confianza, con una sonrisa hermosa que nunca he olvidado.
Me dejo llevar…, ciento sensaciones de placer, de valor, de energía renovadora, los espíritus han hecho apropiación de mi cuerpo y no veo nada, sólo siento el frenético ritmo del catá y el repiqueteo de las tumbas. Estoy hilarante, diferente…
Casi al amanecer cesan los tambores, nadie se ha movido del sitio, los enamorados se dan un beso y retoman el camino a casa, los amigos inundados en alcohol, cantan y bailan abrazados cuesta arriba por las calles santiagueras, mis compañeros de viaje hace un gesto con la mano a la llegada del bus para ir al hotel, durante el viaje siento una gran sensación de placer, de deseos…
El sol santiaguero se asombra de encontrarme en pie…

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[1] Coss Causse. Balada de un tambor. Premio UNEAC (En: Poesía. Ed. UNION. La Habana. 1983).
[2] Regino E. Boti. Babul (En: Revista Del Caribe. Año II, número 6. 1986, p: 86).
[3] Regino E. Boti. Masón (En: Revista del Caribe. Año II, número 6. 1986, p: 88).

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